lunes, 2 de marzo de 2009

EL ZANCUDO, no mata pero hace roncha


El Zancudo

(No mata, pero hace roncha)

 Alfonso Elías: la gran decepción

Arturo Soto Munguía

El discurso oficial del siguiente nivel no encuentra oídos en muchas partes.

Eso ha incrementado la desesperación y nerviosismo en el propio precandidato Alfonso Elías Serrano.

Sus promotores son tan pobres, que no tienen más que dinero.

Y con todo el dinero que se han gastado, de pronto aparece una bonita calcamonía en la cola de varios pick up, con la ingeniosa acusación-sugerencia: 'No seas sonso, vota por Alfonso'.

Los más elementales manuales del marketing político podrían utilizar esa frase como ejemplo de lo que no debe hacerse en una campaña.

Insultar al público al que pretendes vender un candidato, porque prefiere otras opciones, lo menos que depara es el fracaso de la operación.

No he visto un spot de la Ford, por ejemplo, diciendo a los potenciales compradores de autos, 'si compras un Honda es que eres muy pendejo'.

'No seas sonso, vota por Alfonso', suena así. Y suena peor, cuando el conductor del picapón que porta la calca, casi te atropella.

Sin embargo, es natural que surjan esta clase de mensajes, considerando el grado de desesperación que anida en el precandidato, y sobre todo, entre los vendedores del precandidato, que nomás se jalan los cabellos cuando ven que el proceso de mimetización está resultando más costoso y difícil de lo que creían.

El precandidato oficial de pronto hace cosas como dirigirse a los habitantes de la costa de Hermosillo, aludiendo repetidamente a esa comunidad como Poblado Miguel Animal.

Eso, por supuesto, no lo verá nadie en la televisión abierta o por cable, aunque muchos, sobre todo un sector bien importante de la población, podrá accesar al tremendo video de ese acto, con sólo ir al vínculo wttp://www.youtube.com/watch?v=WuI_DbyUyoQ

Hay gente, me parece que mucha, muchos liderazgos que van desde la cantina y el barrio, pasan por las aulas y los centros de trabajo; las oficinas, los talleres, y llegan hasta los corporativos empresariales y demás, que tiene acceso a Internet.

Gente que puede ver lo que verdaderamente sucede con la campaña de Alfonso Elías.

Lo grave no es que toda esa gente vea este video; lo grave es que confirmen a diario que la censura, la amenaza y el chantaje siguen vigentes como prácticas políticas en Sonora.

Como la de utilizar los medios de Estado, por ejemplo, para la promoción de un candidato.

¿Alguien se acuerda de quién es la frase: 'Telemax nunca volverá a ser la televisora del gobernador'?

No se necesita decir que hay 'cargada' a favor de Alfonso Elías, porque asistimos al despliegue más espectacular de recursos de todo tipo, para impulsar desde el gobierno del estado al precandidato oficial.

Mucha gente lo sabe. Los servidores públicos relacionados con la cultura y las artes, por ejemplo, son víctimas de ello.

Ha sido lamentable escuchar algunas voces conocidas, llamando "para un asunto muy penoso", y solicitar enseguida una firma de apoyo para un desplegado a favor de Alfonso Elías.

A ellos mismos les apena promover esa candidatura, no por Alfonso, suponemos, sino por lo que encarna.

Es lamentable ver a los entrenadores de la Villa Olímpica, acarreando a los jóvenes atletas para efecto de hacer bulto en los actos de Alfonso Elías. La Ola Roja en la competencia por el oro en acarreo.

O enterarse que en la casa vecina, se llevó a cabo un curso relámpago de elaboración de golosinas, en el que a las señoras asistentes se les ofreció gestionarles el Seguro Popular y resolverles cualquier trámite en el Registro Civil, si votaban por Alfonso Elías.

Un cochinero, la verdad.

Por si fuera poco, se necesita más que una torta y una soda -vaya estampa de modernidad-, para convencer a toda esa gente que tiene más de dos fuentes de información, de que Alfonso Elías puede ganar la elección constitucional, frente a un Guillermo Padrés que se fortalece dentro y fuera de su partido.

La gente que toma decisiones y ejerce ciertos liderazgos en los muy disímbolos estratos de nuestra sociedad, se entera a través de otros medios, cómo funcionan las cosas en Sonora.

Y concluyen que eso no tiene nada que ver con los niveles de modernidad que se presumen. Antes bien pensaríase, con no pocas sospechas, que se trata de un triste retroceso al gandallismo que despertó muchas conciencias hace apenas seis años.

A Alfonso Elías le han invertido tiempo, dinero y esfuerzo para perfilarlo como el sucesor de Eduardo Bours. Y a estas alturas, tienen que publicar encuestas que hasta a sus promotores ruborizan.

Las encuestas serias, las que se mandan hacer con el rigor que exigen las decisiones de Estado, indican que Alfonso Elías se quedó muy lejos, a una semana de la elección interna, de ofrecer la imagen del líder que necesita Sonora.

De las encuestas sobre pedido mejor ni hablamos, porque ya ven lo que le pasó a Dolores del Río, a la que no pocos ubicaban, por cierto, como la favorita de Eduardo Bours en el PAN.

A 'La Lola' le pegaron una desconocida de padre y señor mío, en lo que algunos definieron como la primera derrota de Eduardo Bours en esta etapa de la coyuntura.

Y eso que iba arriba en 'las encuestas'. Igualito que Alfonso Elías.

A propósito, lo menos que despertó la encuesta de Covarrubias y Asociados, dándole una ventaja de 11 puntos a Alfonso Elías, es la sospecha de que ese ejercicio estadístico fue, por lo menos, manipulado.

Albergó la certeza de que la decisión política más importante en ese momento, fue la de no permitir que la ventaja del candidato oficial fuera rebasada por la suma de los puntos porcentuales asignados para los otros tres, por aquello de no te entumas frente a una alianza.

Hay gente que tiene ciertos liderazgos y se da cuenta de esas barbaridades. Y no simpatiza con ellas, mucho menos con otras peores.

A estas alturas del partido, podría afirmarse que la carga negativa que implica ser el 'candidato oficial', le ha pesado más a Alfonso Elías, que a Alfonso Molina hace seis años.

El espectacular despliegue publicitario de la obra de Eduardo Bours simplemente lo ha arrollado. Lo ha borrado. Lo ha dejado en calidad de un hombre que repite el estribillo de la lealtad, como garantía de que será igualito que la persona viva que más admira: Eduardo Bours.

Esto, según el Cuestionario Proust aplicado por los organizadores del debate en El Imparcial, el pasado 24 de febrero.

Por cierto, gracias a ese cuestionario, uno puede enterarse también de que el señor no tiene ningún defecto que pueda entrar en la categoría de 'peor que otro'. Que no miente. Que su músico o cantante favorito es Vicente Fernández y que entiende las películas 'indebidas' como un juguete de moda que nunca regalaría a sus hijos.

Ahí cada quién saque sus propias conclusiones, o consulte el ejemplar del 25 de febrero, si quiere solazarse en el perfil de los precandidatos.

Pero es muy complicado para los vendedores del siguiente nivel, ofrecer un producto que tiene 'demasiadas letras chiquitas' en su etiqueta.

Por eso han echado el resto. Todo el dinero y todo el poder para hacer que Alfonso Elías gane la elección interna del PRI, que de alguna manera es vista por el gobernador Eduardo Bours, como un plebiscito a su gobierno.

Conviene recordar aquí, la vez que le preguntaron si le gustaría reelegirse, y le salió del alma un ¡A malayón!

El problema es que el dedazo boursista no generó consensos en Sonora.

La candidatura de Alfonso Elías no tiene el consenso social ni político que le dé la legitimidad suficiente para enfrentar un proceso electoral tan complicado como el que viene.

Por eso resulta tan difícil vender la idea, por citar otro ejemplo, de que los otros precandidatos, le tuvieron miedo al "león rasurado", como llama Martín Holguín, director del periódico Expreso, al precandidato oficial, y por eso no se presentaron al debate en ese diario.

Pero el león rasurado aparece en vivo y en todo color dirigiéndose a los costeños como habitantes del Poblado Miguel Animal, repetidamente.

El problema no es el lapsus reiterado, sino el estado emocional en que se encuentra. No está concentrado en lo que anda haciendo.

Y eso lo ve y lo oye la gente. Especialmente la gente que toma decisiones.

El cierre de filas y la radicalización del discurso oficial en contra de Ernesto Gándara, es parte de la cotidianeidad en estas horas. No es gratuito, porque el gandarismo creció más de lo que imaginaban.

Si la declinación de Carlos Zataráin a favor de Ernesto Gándara, no fuera tan relevante, no sería necesaria una respuesta tan rabiosa de la parte oficial.

El ascenso de Ernesto Gándara, y el prolongado estancamiento de Alfonso Elías ha orillado a los promotores de este último, a endurecer sus tácticas, y eso implica cobrar facturas hasta por una prótesis con que se ayudó a un minusválido.

Es cuestión, pura y simplemente, de valores.

La carta de Martín Holguín a Ernesto Gándara, debe entenderse en ese contexto, pero es bastante desafortunada. Por todos lados le sale el nerviosismo.

Cuando alude a Alfonso Elías lo hace de la siguiente forma, todo en una sola columna dominguera, no vaya a creer el despistado lector, que requirió de varias entregas.

"Unico beneficiado, definió altura y seriedad, además de que sí tiene palabra. Mesurado. Habló directo y dejando claro que él no olvida sus compromisos.

"No es un hombre poco hábil y con ausencia de palabras, No cometió el error de ser prepotente y soberbio".

Cuando alude a Ernesto Gándara, utiliza términos como estos: "Se equivocó de cabo a rabo. Político que no duda en agredir al pueblo. Mentira descarada. Molesto, de mal gusto y falta de honestidad. Tirándose al piso. Víctima. Peje. Marrullerías. Indigno y deshonesto. Marrullería de bajo nivel. Dizque bloque rebelde.

"Se equivocó de principio a fin y en política esos yerros se pagan caro. Indigno de ganar".

Por cierto, la carta del periodista a Ernesto Gándara, era para negar que la línea editorial del diario que dirige, estuviera cargada a algún candidato.

De ese pelo están los nervios en el equipo de Alfonso Elías, sobre todo por lo que se viene perfilando desde Cajeme, y que conviene precisar en otra entrega.


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ser como el clavo, que aun oxidado, sigue siendo clavo

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