por José Antonio Crespo
(publicado en Excélsior el 27 de febrero de 2009)
(publicado en Excélsior el 27 de febrero de 2009)
¿Hacia dónde soplan los vientos electorales? 1) El gobierno nacional duplicará su presupuesto de comunicación con respecto a 2008 (de 800 millones, a mil 800 millones de pesos, aproximadamente), casi lo mismo que se supone se ahorraría el erario con el uso de tiempos oficiales por partidos y organismos electorales. Es una nueva burla a los ciudadanos. Mejor devolver algunos de esos espacios al gobierno, reduciendo los que de sobra tiene el IFE.
2) Las encuestas siguen retratando la intención de voto de los ciudadanos. Una de ellas, recién publicada por Reforma (23/feb/09), confirma lo que otras reflejan: que el PRI se separa del resto de los partidos y se acerca al umbral que podría darle la mayoría absoluta en la Cámara baja (41 %). Sin duda, el PRI es el principal beneficiario del fiasco de los gobiernos panistas, en parte porque el PRD ha desaprovechado la oportunidad de presentarse como una oposición confiable, unida y constructiva (en marzo del año pasado tenía 23% de la intención del voto, para caer ahora a su piso histórico de 17%).
3) También hay datos que permiten inferir que la crisis económica es lo que más está golpeando al blanquiazul, pese al bombardeo mediático del gobierno en el sentido de que la crisis viene de afuera y ahora estamos mejor preparados para resistirla. Y es que, en diciembre de 2008, el PAN estaba empatado con el PRI (en 36%) entre quienes dicen estar pasando una época económicamente difícil (que conforman 62% del total). Ahora, en ese subgrupo, el PAN desciende a 25%, de lo cual el PRI se ha alimentado (y también el PRD, pero en mucho menor medida).
4) Entre los partidos emergentes, el Partido Verde reporta 5% de intención de voto, lo cual sugiere que su oferta de impulsar la pena de muerte está resultando eficaz. Se trata de un hábil partido "engañabobos", que primero vendió la imagen de ser un partido ecologista y ahora va en sentido contrario, apoyando la pena de muerte. El partido, al parecer, ha captado a un buen número de incautos que sólo contribuirán a que siga en pie ese rentable negocio. El PT también reporta 5% de intención de voto, lo que en su mayoría puede atribuirse a que ha aprovechado el padrinazgo de Andrés López Obrador. El Panal aparece con sólo 2%, suficiente para mantener el registro, pero muy bajo en comparación con su debut en 2006. Sin embargo, esto puede ser engañoso, pues aún cuenta con su poderosa máquina corporativa. Y el PSD, ya sin Patricia Mercado, no enfrenta un panorama alentador.
5) Al preguntar a los entrevistados sobre si los famosos spots de los partidos influirán en su decisión de voto, 55% afirman que no. Pero, para quienes quisiéramos cambiar el modelo de spots por espacios de reflexión, debate y deliberación, hubiera sido mejor que ese porcentaje hubiera sido de 95%, pues basta con que 40 % diga que la propaganda partidista sí le es útil en la decisión de su voto, para que los partidos se sientan proclives a mantener la actual spotización de las campañas.
6) Con respecto a la evaluación del IFE: 52% dice que ve al Instituto muy bien o bien (lo que seguramente corresponde con la mitad de ciudadanos que avalaron el triunfo de Felipe Calderón). Los consejeros electorales quizá se sientan contentos, pues se trata de una mayoría absoluta de los encuestados, pero a estas alturas dicha confianza tendría que ser de cerca de 80 por ciento. Sólo que en 2006 la confianza ciudadana (que en efecto registraba 75%) se cayó dramáticamente. Y aunque los actuales consejeros enmendaron el grave error de haberse querido elevar exponencialmente su salario en plena crisis económica, y en medio del proceso electoral, dejaron en claro que para ellos lo prioritario no es la democracia, la credibilidad electoral o el fortalecimiento del IFE, sino tener sus bolsillos repletos.
Exhibieron su absoluta falta de ética social, pero también su carencia de visión política. ¿No calcularon la reacción de la opinión pública, ante su grosera voracidad? ¿Creyeron que recibirían un sonoro aplauso por su merecido incremento salarial? ¿No se percataron de que daban en charola de plata municiones de sobra a los poderosos enemigos del IFE? ¿No pensaron en el grave daño que le harían al Instituto? ¿Qué confianza puede haber ahora sobre su conducción de los comicios? Mostraron su verdadera estatura moral y política. Si a los consejeros de verdad les preocupaban los bajos salarios de muchos funcionarios del IFE, pudieron elevarlos sin al mismo tiempo incrementar el suyo, pues lo primero pareció más un pretexto para lo segundo. En el mejor de los casos, resulta preocupante tan profunda torpeza política.
7) Y el nivel de participación electoral calculado es de 43%, más o menos el que se registró en 2003. Al clasificar a los votantes probables de acuerdo con su intención de voto, se mantienen los porcentajes en general: PRI, PAN y PRD, en ese orden. Es decir, el nivel de participación electoral no parecería modificar significativamente el marcador entre los partidos (sea cual sea la concurrencia a las urnas, el PRI ocuparía el primer sitio, con gran ventaja). Los encuestadores se las han ingeniado para calcular, a través de una batería de preguntas, cuáles de los entrevistados muestran altas probabilidades de acudir a las urnas.
Pero flota en el ambiente un fuerte rechazo a los partidos, que podría traducirse, no sólo en abstencionismo, sino también en un alto nivel de anulación deliberada del sufragio. Por lo cual los encuestadores, a la hora de preguntar la intención del voto, harían bien en incluir la opción "Ninguno" o "Anularé mi voto", para ir calculando desde ahora la magnitud de ese fenómeno, que sería un rasgo peculiar de esta elección.
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ser como el clavo, que aun oxidado, sigue siendo clavo
2) Las encuestas siguen retratando la intención de voto de los ciudadanos. Una de ellas, recién publicada por Reforma (23/feb/09), confirma lo que otras reflejan: que el PRI se separa del resto de los partidos y se acerca al umbral que podría darle la mayoría absoluta en la Cámara baja (41 %). Sin duda, el PRI es el principal beneficiario del fiasco de los gobiernos panistas, en parte porque el PRD ha desaprovechado la oportunidad de presentarse como una oposición confiable, unida y constructiva (en marzo del año pasado tenía 23% de la intención del voto, para caer ahora a su piso histórico de 17%).
3) También hay datos que permiten inferir que la crisis económica es lo que más está golpeando al blanquiazul, pese al bombardeo mediático del gobierno en el sentido de que la crisis viene de afuera y ahora estamos mejor preparados para resistirla. Y es que, en diciembre de 2008, el PAN estaba empatado con el PRI (en 36%) entre quienes dicen estar pasando una época económicamente difícil (que conforman 62% del total). Ahora, en ese subgrupo, el PAN desciende a 25%, de lo cual el PRI se ha alimentado (y también el PRD, pero en mucho menor medida).
4) Entre los partidos emergentes, el Partido Verde reporta 5% de intención de voto, lo cual sugiere que su oferta de impulsar la pena de muerte está resultando eficaz. Se trata de un hábil partido "engañabobos", que primero vendió la imagen de ser un partido ecologista y ahora va en sentido contrario, apoyando la pena de muerte. El partido, al parecer, ha captado a un buen número de incautos que sólo contribuirán a que siga en pie ese rentable negocio. El PT también reporta 5% de intención de voto, lo que en su mayoría puede atribuirse a que ha aprovechado el padrinazgo de Andrés López Obrador. El Panal aparece con sólo 2%, suficiente para mantener el registro, pero muy bajo en comparación con su debut en 2006. Sin embargo, esto puede ser engañoso, pues aún cuenta con su poderosa máquina corporativa. Y el PSD, ya sin Patricia Mercado, no enfrenta un panorama alentador.
5) Al preguntar a los entrevistados sobre si los famosos spots de los partidos influirán en su decisión de voto, 55% afirman que no. Pero, para quienes quisiéramos cambiar el modelo de spots por espacios de reflexión, debate y deliberación, hubiera sido mejor que ese porcentaje hubiera sido de 95%, pues basta con que 40 % diga que la propaganda partidista sí le es útil en la decisión de su voto, para que los partidos se sientan proclives a mantener la actual spotización de las campañas.
6) Con respecto a la evaluación del IFE: 52% dice que ve al Instituto muy bien o bien (lo que seguramente corresponde con la mitad de ciudadanos que avalaron el triunfo de Felipe Calderón). Los consejeros electorales quizá se sientan contentos, pues se trata de una mayoría absoluta de los encuestados, pero a estas alturas dicha confianza tendría que ser de cerca de 80 por ciento. Sólo que en 2006 la confianza ciudadana (que en efecto registraba 75%) se cayó dramáticamente. Y aunque los actuales consejeros enmendaron el grave error de haberse querido elevar exponencialmente su salario en plena crisis económica, y en medio del proceso electoral, dejaron en claro que para ellos lo prioritario no es la democracia, la credibilidad electoral o el fortalecimiento del IFE, sino tener sus bolsillos repletos.
Exhibieron su absoluta falta de ética social, pero también su carencia de visión política. ¿No calcularon la reacción de la opinión pública, ante su grosera voracidad? ¿Creyeron que recibirían un sonoro aplauso por su merecido incremento salarial? ¿No se percataron de que daban en charola de plata municiones de sobra a los poderosos enemigos del IFE? ¿No pensaron en el grave daño que le harían al Instituto? ¿Qué confianza puede haber ahora sobre su conducción de los comicios? Mostraron su verdadera estatura moral y política. Si a los consejeros de verdad les preocupaban los bajos salarios de muchos funcionarios del IFE, pudieron elevarlos sin al mismo tiempo incrementar el suyo, pues lo primero pareció más un pretexto para lo segundo. En el mejor de los casos, resulta preocupante tan profunda torpeza política.
7) Y el nivel de participación electoral calculado es de 43%, más o menos el que se registró en 2003. Al clasificar a los votantes probables de acuerdo con su intención de voto, se mantienen los porcentajes en general: PRI, PAN y PRD, en ese orden. Es decir, el nivel de participación electoral no parecería modificar significativamente el marcador entre los partidos (sea cual sea la concurrencia a las urnas, el PRI ocuparía el primer sitio, con gran ventaja). Los encuestadores se las han ingeniado para calcular, a través de una batería de preguntas, cuáles de los entrevistados muestran altas probabilidades de acudir a las urnas.
Pero flota en el ambiente un fuerte rechazo a los partidos, que podría traducirse, no sólo en abstencionismo, sino también en un alto nivel de anulación deliberada del sufragio. Por lo cual los encuestadores, a la hora de preguntar la intención del voto, harían bien en incluir la opción "Ninguno" o "Anularé mi voto", para ir calculando desde ahora la magnitud de ese fenómeno, que sería un rasgo peculiar de esta elección.
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ser como el clavo, que aun oxidado, sigue siendo clavo
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