Isabel Dorado Auz
Cuando se carece de rumbo y se tiene la responsabilidad de gobernar se pueden cometer muchas torpezas, sobre todo cuando el equipo que te acompaña solo te sirve para avalar tus decisiones y carece de críticas sinceras que pudieran motivar ciertos cambios que te garanticen la estabilidad social. Por eso, lo que está sucediendo con Eduardo Bours es muy parecido a lo que padecimos con Vicente Fox, pero con una pequeña gran diferencia, este último no recurrió con tanta frecuencia al uso de la fuerza pública para imponer decisiones de gobierno.
Cuentan los que escriben que Benito Juárez decía que "para los amigos la ley y gracia y para los enemigos la ley a secas". Visto desde esa perspectiva uno esperaría que un gobierno que quiere imponer cierta autoridad recurriera a la segunda parte de lo dicho por Juárez para mantener a raya a sus adversarios. Sin embargo, no es eso lo que actualmente está ocurriendo en lo que respecta al conflicto del Parque de Villa de Seris.
Está tan desubicado nuestro gobernador que ha caído en la tentación de fabricar delitos para justificar el crimen ambiental que está cometiendo al destruir el Parque para darle plusvalía a un terreno, que todo indica, tiene que ver con sus intereses particulares, lo cual explicaría la negativa rotunda a entregar el manifiesto de impacto ambiental y una serie de documentos que contribuirían a darle transparencia al famoso proyecto Musas, que la gente ve como el gran negocio del gobernante en turno.
Y digo fabricar delitos, porque no puede verse de otra manera con la serie de evidencias con que se cuenta. Para empezar, se acusa a seis defensores del parque Villa de Seris de oponerse a la construcción de una obra pública, cuando lo que realmente está ocurriendo es la destrucción de una obra que dio vida a cientos de árboles. Está acusación pierde sentido también al comparar el tipo de oposición que pueden ofrecer seis ciudadanos ante medio centenar de policías. Y sin embargo, este es uno de los delitos por los cuales una compañera, Adriana González Celaya, permanece prisionera en el cereso local y en Huelga de Hambre.
El otro delito fabricado es más inverosímil. Como explicar el hecho de agresión a funcionarios públicos, cuando el Viernes 14 de Marzo, antes de la represión se apersonó el Ministerio Público con cámaras fotográficas de última tecnología, toman fotos en serie, y videocámaras que no lograron captar un solo ademán que pusiera en evidencia cualquier tipo de agresión por parte del movimiento ciudadano. En lo personal, me tocó revisar la evidencia fotográfica, alrededor de 200 fotografías, y en ninguna se aprecia un solo gesto de agresión. El colmo, es que a un servidor se le acusa de agredir policías cuando todas las evidencias indican que era prácticamente imposible que sometido por cerca de seis policías, quienes si me agredieron físicamente, me diera tiempo de agredir a cinco de ellos, están los videos y las fotografías que se anexaron al expediente. Lo más triste de todo es que se obligue a dos policías a que tergiversen los hechos, para mediante pruebas testimoniales tratar de justificar lo injustificable, esto es, declararnos culpables. Esperaría que el juez, persona muy joven aún, no sea obligado a avalar estas conductas que nos hacen recordar los tiempos de Díaz Ordaz y recientemente la impunidad de Ulises Ruiz en Oaxaca y Mario Marín en Puebla.
Ante este panorama, es importante que tomemos conciencia del tipo de arbitrariedades que se están cometiendo. No debemos permitirle a Eduardo Bours caer tan bajo, que su falta de argumentos sean sustituidos por un uso indebido del sistema de justicia y que se recurra a la fabricación de delitos para satisfacer sus muy particulares intereses.
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Fernando V. Ochoa
cel 6621 50-83-33
ser como el clavo, que aun oxidado, sigue siendo clavo.
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