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Inaugurada a finales de 2006, la planta desalinizadora de Perth, cuyo costo fue 360 millones de dólares, absorbe casi 190,00 litros de agua por minuto del Océano Índico. El agua pasa a través de filtros especiales que separan la sal, y produce casi 95,000 litros de agua potable: suficiente para cubrir casi 20% de las actuales necesidades de Perth.
Desde hace décadas, los críticos descartan la desalinización por innecesaria y costosa, y porque consume cantidades colosales de energía y combustibles sucios, como el carbón. Al ser muy complicada desde el punto de vista tecnológico, es mucho más cara que explotar otras fuentes acuíferas. Las pocas desalinizadoras de gran tamaño que tuvieron éxito surgieron en Medio Oriente, donde hay recursos energéticos. . . y mucho dinero disponible.
La instalación de Perth aborda de manera abierta los problemas ecológicos y financieros. Se aparta del tema de las emisiones nocivas al aprovechar la energía de una granja eólica. Al depender sobre todo de una fuente de energía renovable: una tendencia reciente de la desalinización, la planta emite a la atmósfera menos gases de efecto invernadero, muy peligrosos. Un sistema optimizado retira la sal de forma más eficiente que los anteriores procesos, haciendo menos agobiantes los costos operativos.
A pesar de que los consumidores pagarán más en sus recibos del agua, los funcionarios de la ciudad consideran que este proyecto es tan exitoso que ya planean construir una segunda planta, con valor de 875 millones de dólares. Una vez en marcha, permitirá que Perth obtenga casi un tercio del agua del océano y reduzca de manera significativa su dependencia de las reservas pluviales.
No hace mucho tiempo, "la desalinización era algo a lo que se recurría sólo cuando no había otra opción", dijo Jim Gill, director general de Water, la empresa estatal de abastecimiento de agua de Perth. Pero ahora, "sencillamente ya no quedan tantas fuentes".
La incursión de Perth en la desalinización se presenta en un momento crítico, ahora que el agua se convierte en el siguiente gran desafío en cuanto a los recursos naturales. El consumo del agua, como el del petróleo, aumenta en la medida que se acelera el crecimiento económico en China, India y otros países. De acuerdo con el International Water Management Institute de Sri Lanka, cerca de un quinto de la población mundial, es decir más de 1,200 millones de personas, ya viven en zonas con abasto insuficiente de agua.
Debido a la variación de los patrones de precipitación pluvial, que se vinculan con el cambio climático, muchos lugares, incluyendo partes de Australia, el sudoeste de Estados Unidos, India y Europa Occidental, reciben casi 10% menos lluvia de la que acostumbraban recibir. También hay un esfuerzo global por expandir la agricultura, el mayor consumidor de agua en el mundo, para satisfacer la creciente demanda de alimentos y de fuentes alternativas de energía.
Casi 75 proyectos desalinizadores están en diferentes etapas de desarrollo en el mundo, incluyendo una instalación con valor de 300 millones de dólares al norte de San Diego. Si bien la desalinización a gran escala aún no es muy popular en Estados Unidos, los funcionarios locales y los inversionistas privados luchan por construir plantas en otros estados, como Texas y Massachusetts.
Varias ciudades australianas aumentan masivas plantas desalinizadoras. La más grande, cerca de Melbourne, tiene un costo superior a 2,500 millones de dólares. En España e India se pronostican instalaciones similares. Londres planea una planta con valor de 400 millones de dólares, en la ribera del Támesis.
A los ambientalistas les preocupa que el impacto combinado de estas plantas sea devastador, sobre todo si operan con energía eléctrica generada con carbón barato. Las grandes desalinizadoras consumen electricidad suficiente para abastecer a más de 35,000 casas.
WWF, la organización internacional de conservación del medio ambiente, publicó en junio pasado un gran reporte que desafiaba el auge de la desalinización. Citó una potencial "gran desviación de la atención pública, de la política y del dinero".
Sin embargo, el personal de WWF admitió que puede haber lugar para algunas plantas, siempre y cuando cumplan ciertos criterios. Sin embargo, quieren que las ciudades analicen primero otras opciones, como el reciclaje. Si con el tiempo se requieren estas plantas, la WWF quiere que sean como la de Perth.
"Perth será el modelo para la desalinización en el mundo en desarrollo", dijo Tom Pankratz, consultor industrial de Houston. A pesar de que otras instalaciones podrían no emplear las mismas fuentes de energía renovable, la mayoría de las nuevas instalaciones tratan de solventar el problema de la emisión de gases de efecto invernadero, incluyendo las plantas más recientes de Londres y Sydney. "Todos piensan que es la ruta del futuro".
Rodeada por el desierto, esta remota ciudad de Australia Occidental prospera como centro productor de mineral de hierro y otras materias primas. De acuerdo con algunas estimaciones, Perth atrae a casi 750 familias a la semana, y ahora su población supera 1.3 millones de habitantes.
Sin embargo, en años recientes, los suministros de agua han disminuido en la medida que lo hacen los niveles de precipitación pluvial, tal vez debido a factores relacionados con el calentamiento global. En la década de 1980, la llegada anual de agua a los reservorios era de poco menos a 300,000 millones de litros al año; a fines de la de 1990, esa cantidad era menor a 150,000 millones de litros.
Las instalaciones modernas usan un proceso conocido como ósmosis inversa. Significa hacer pasar el agua, a altas presiones, a través de membranas porosas que filtran la sal. Se necesita la energía para aumentar la presión del agua para forzarla a pasar a través de tales membranas.
En años recientes, los ingenieros han desarrollado mejores membranas, que captan la sal de manera más eficaz que antes, y también mejoraron los métodos de "pre-tratamiento", para retirar las grandes partículas del agua antes procesarla. Las nuevas instalaciones también usan "dispositivos de recuperación de energía", que permiten reciclar casi 90% de la energía que se consume.
Traducido por Luis Cedillo
Editado por Juan Carlos Jolly
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Fecha de publicación: 25/03/2008 |
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Fernando V. Ochoa
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ser como el clavo, que aun oxidado, sigue siendo clavo.
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