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viernes 17 de octubre de 2008
El punto de vista de un físico acerca de la crisis actual
Hay dos asuntos relevantes para este comentario: el primero es los acuerdos de Bretton Woods y el segundo es la fundación de un concepto llamado Econofísica, introducido en un congreso sobre Dinámica de Sistemas Complejos en 1995 en Calcuta India..
Los acuerdos de Bretton Woods fueron establecidos en julio de 1944 como parte de los preparativos para administrar el mundo posterior a la Segunda Guerra Mundial, que ya tocaba a su fin.
Según los estadounidenses, allí se acordó, entre otras cosas, que la moneda de intercambio en el mundo sería el dólar. A la vez, los Estados Unidos se comprometían a mantener respaldo en oro para esa moneda a razón de 35 dólares por cada onza del metal.
Como la conferencia estaba controlada por los Estados Unidos, país anfitrión, fue desechada una propuesta de Inglaterra, diseñada por John Maynard Keynes, en la cual se proponía una moneda internacional, con la creación de un órgano de igual naturaleza que la emitiría.
Ya en 1957 se percibía que faltaban dólares para financiar todas las actividades realizadas en el mundo, en particular, durante la década de los años sesenta, Estados Unidos entra en un fuerte déficit, entre otras cosas, debido a sus gastos en la guerra de Viet Nam.
Por esa razón, el 15 de agosto de 1971, el Presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, decreta la suspensión de la convertibilidad del dólar en oro y destroza la base de los acuerdos de Bretton Woods. Es lo que Fidel Castro llama como: el día que Nixon nos estafó a todos.
En 1973 se admite que los tratados de Bretton Woods son inoperantes y se abre una nueva era en la que el dólar representa un valor en si mismo, pero con la desventaja de que los Estados Unidos pueden dedicarse a imprimir billetes según ellos necesiten.
El otro punto es la llamada Econofísica. En ésta, los físicos tratan de utilizar la física estadística, que se usa para estudiar los sistemas formados por millones y millones de partículas.
Con la herramienta conceptual de ese pretendido puente de la física con la economía, establecen analogías en las cuales, el dinero tiene la conducta de la energía y los agentes participantes en el mercado son el análogo de los átomos.
Como en la física la energía se conserva, se pretende que el dinero se conserva a niveles locales y se incrementa de la misma manera en que un sistema físico puede recibir energía del exterior.
El supuesto anterior se contradice con el hecho de que la unidad de medida de la moneda, basada en el dólar, está volando en el aire porque el respaldo del dólar en oro fue abandonado y porque no ha sido sustituído por otras fuentes materiales (trabajo adjetivado).
Por razones ideológicas, los países capitalistas no admiten los conceptos de Carlos Marx, quien escribió que es el trabajo el que produce valor, de lo cual el precio es una expresión en moneda.
Puede haber trabajo objetivado, como decía Marx, y riqueza acumulada en la obra de infraestructura y en el conocimiento de los pueblos educados, que es el concepto de trabajo potenciado, también de Marx. Pero eso no se admite en las escuelas de economía norteamericanas que tienen acceso al poder. Y a pesar de eso, los econofísicos hablan de algo que se conserva.
Al ignorar el concepto de Marx, rechazan la posibilidad de medir la riqueza mediante los productos del trabajo que acumula cada nación, y sobre la base de que dinero es todo aquello que la gente está dispuesta a aceptar para intecambiar una mercancía, en las casas de bolsa han usado como dinero los mismos papeles que llaman instrumentos financieros. Así, por ejemplo, quien compra una casa genera la necesidad de proteger la inversión, lo cual da lugar a un seguro cuyo valor se respalda en el precio de la casa, pero a su vez, la aseguradora busca protegerse contra el incumplimiento generando otro seguro, dando lugar a una cadena cuyo precio se fija en un sistema de oferta y demanda que tiende a separarse del valor original. Como ése, hay muchos instrumentos respaldados en la nada.
En principio, hay una obligación de los gobiernos de no incrementar la impresión de billetes más allá de lo que el producto interno bruto de su nación agrega a la riqueza nacional. Supuestamente, con el fin de no generar inflación.
Sin embargo, el pánico actual de los inversionistas nos dice que el dinero que corre de bolsa en bolsa no está respaldado en productos del trabajo; pero además, cuando en 1999 se retiraron una serie de restricciones que existían sobre la actividad de los casabolseros, parece haberse rebasado la capacidad de los gobiernos para cuidar que la emisión de más dinero no supere el producto interno bruto.
Los econofísicos debieron predecir que el retiro de esas restricciones generaría más desorden, pues en física estadística se dispone del concepto de entropía, según el cual, el desorden crece cuando se eliminan restricciones (regulaciones). No lo hicieron y ahora todos se dicen tomados por sorpresa.
El caso de México es el mismo, de enero a junio de 2008 la banca comercial manejó recursos que superan en 50% al producto interno bruto anual, pero de cada 100 pesos 75 son instrumentos financieros, menos de 10 pesos (9.5) son inversiones en valores y un poco más de 10 pesos (10.3) los dedicaron a otorgar créditos.
Cada 100 pesos tiene su origen como sigue: 73.5 pesos vienen de los llamados documentos financieros sintéticos y solamente 11.50 provienen del público.
Es falso que la banca comercial actual se necesita para el desarrollo nacional, pues de cada 50 dólares que manejan, solamente un dólar va a la inversión directa, de modo que todo el caos que genera es casi gratuito.
Además, llama la atención dos coincidencias que ocurrieron la semana pasada. La primera es que se descubre que 22 corporativos de empresas difirieron pagos de impuestos por más de 130 mil millones de dólares, la segunda es que esas mismas empresas son las que compraron más de 10 mil 500 millones de dólares cortándole a las reservas mexicanas más del 11% de su acumulado.
A razón de 12.50 pesos por dólar, los impuestos diferidos producen un poco más de 16 mil millones de dólares. Lo cual permite pensar que probablemente usaron los recursos provenientes de los impuestos diferidos para especular contra el peso.
Así el gobierno federal consigue dólares de la venta del petróleo pero en parte lo usa para acumular una reserva que enseguida dedica a financiar a empresas cuya competitividad no les da para obtenerlos directamente con sus ventas enviadas al extranjero.
Para valorar este hecho es de utilidad considerar el caso de Cuba, país que suda sangre para vender en el exterior y obtener dólares para pagar alimentos. Cuando una empresa obtiene dólares, como las alemanas o las japonesas, es porque con la calidad de sus productos compiten en el mundo y logran ventas. En el caso de México no es así, porque se los entrega el gobierno federal a cambio de pesos mexicanos que probablemente provienen de no pagar impuestos.
Los acuerdos de Bretton Woods fueron establecidos en julio de 1944 como parte de los preparativos para administrar el mundo posterior a la Segunda Guerra Mundial, que ya tocaba a su fin.
Según los estadounidenses, allí se acordó, entre otras cosas, que la moneda de intercambio en el mundo sería el dólar. A la vez, los Estados Unidos se comprometían a mantener respaldo en oro para esa moneda a razón de 35 dólares por cada onza del metal.
Como la conferencia estaba controlada por los Estados Unidos, país anfitrión, fue desechada una propuesta de Inglaterra, diseñada por John Maynard Keynes, en la cual se proponía una moneda internacional, con la creación de un órgano de igual naturaleza que la emitiría.
Ya en 1957 se percibía que faltaban dólares para financiar todas las actividades realizadas en el mundo, en particular, durante la década de los años sesenta, Estados Unidos entra en un fuerte déficit, entre otras cosas, debido a sus gastos en la guerra de Viet Nam.
Por esa razón, el 15 de agosto de 1971, el Presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, decreta la suspensión de la convertibilidad del dólar en oro y destroza la base de los acuerdos de Bretton Woods. Es lo que Fidel Castro llama como: el día que Nixon nos estafó a todos.
En 1973 se admite que los tratados de Bretton Woods son inoperantes y se abre una nueva era en la que el dólar representa un valor en si mismo, pero con la desventaja de que los Estados Unidos pueden dedicarse a imprimir billetes según ellos necesiten.
El otro punto es la llamada Econofísica. En ésta, los físicos tratan de utilizar la física estadística, que se usa para estudiar los sistemas formados por millones y millones de partículas.
Con la herramienta conceptual de ese pretendido puente de la física con la economía, establecen analogías en las cuales, el dinero tiene la conducta de la energía y los agentes participantes en el mercado son el análogo de los átomos.
Como en la física la energía se conserva, se pretende que el dinero se conserva a niveles locales y se incrementa de la misma manera en que un sistema físico puede recibir energía del exterior.
El supuesto anterior se contradice con el hecho de que la unidad de medida de la moneda, basada en el dólar, está volando en el aire porque el respaldo del dólar en oro fue abandonado y porque no ha sido sustituído por otras fuentes materiales (trabajo adjetivado).
Por razones ideológicas, los países capitalistas no admiten los conceptos de Carlos Marx, quien escribió que es el trabajo el que produce valor, de lo cual el precio es una expresión en moneda.
Puede haber trabajo objetivado, como decía Marx, y riqueza acumulada en la obra de infraestructura y en el conocimiento de los pueblos educados, que es el concepto de trabajo potenciado, también de Marx. Pero eso no se admite en las escuelas de economía norteamericanas que tienen acceso al poder. Y a pesar de eso, los econofísicos hablan de algo que se conserva.
Al ignorar el concepto de Marx, rechazan la posibilidad de medir la riqueza mediante los productos del trabajo que acumula cada nación, y sobre la base de que dinero es todo aquello que la gente está dispuesta a aceptar para intecambiar una mercancía, en las casas de bolsa han usado como dinero los mismos papeles que llaman instrumentos financieros. Así, por ejemplo, quien compra una casa genera la necesidad de proteger la inversión, lo cual da lugar a un seguro cuyo valor se respalda en el precio de la casa, pero a su vez, la aseguradora busca protegerse contra el incumplimiento generando otro seguro, dando lugar a una cadena cuyo precio se fija en un sistema de oferta y demanda que tiende a separarse del valor original. Como ése, hay muchos instrumentos respaldados en la nada.
En principio, hay una obligación de los gobiernos de no incrementar la impresión de billetes más allá de lo que el producto interno bruto de su nación agrega a la riqueza nacional. Supuestamente, con el fin de no generar inflación.
Sin embargo, el pánico actual de los inversionistas nos dice que el dinero que corre de bolsa en bolsa no está respaldado en productos del trabajo; pero además, cuando en 1999 se retiraron una serie de restricciones que existían sobre la actividad de los casabolseros, parece haberse rebasado la capacidad de los gobiernos para cuidar que la emisión de más dinero no supere el producto interno bruto.
Los econofísicos debieron predecir que el retiro de esas restricciones generaría más desorden, pues en física estadística se dispone del concepto de entropía, según el cual, el desorden crece cuando se eliminan restricciones (regulaciones). No lo hicieron y ahora todos se dicen tomados por sorpresa.
El caso de México es el mismo, de enero a junio de 2008 la banca comercial manejó recursos que superan en 50% al producto interno bruto anual, pero de cada 100 pesos 75 son instrumentos financieros, menos de 10 pesos (9.5) son inversiones en valores y un poco más de 10 pesos (10.3) los dedicaron a otorgar créditos.
Cada 100 pesos tiene su origen como sigue: 73.5 pesos vienen de los llamados documentos financieros sintéticos y solamente 11.50 provienen del público.
Es falso que la banca comercial actual se necesita para el desarrollo nacional, pues de cada 50 dólares que manejan, solamente un dólar va a la inversión directa, de modo que todo el caos que genera es casi gratuito.
Además, llama la atención dos coincidencias que ocurrieron la semana pasada. La primera es que se descubre que 22 corporativos de empresas difirieron pagos de impuestos por más de 130 mil millones de dólares, la segunda es que esas mismas empresas son las que compraron más de 10 mil 500 millones de dólares cortándole a las reservas mexicanas más del 11% de su acumulado.
A razón de 12.50 pesos por dólar, los impuestos diferidos producen un poco más de 16 mil millones de dólares. Lo cual permite pensar que probablemente usaron los recursos provenientes de los impuestos diferidos para especular contra el peso.
Así el gobierno federal consigue dólares de la venta del petróleo pero en parte lo usa para acumular una reserva que enseguida dedica a financiar a empresas cuya competitividad no les da para obtenerlos directamente con sus ventas enviadas al extranjero.
Para valorar este hecho es de utilidad considerar el caso de Cuba, país que suda sangre para vender en el exterior y obtener dólares para pagar alimentos. Cuando una empresa obtiene dólares, como las alemanas o las japonesas, es porque con la calidad de sus productos compiten en el mundo y logran ventas. En el caso de México no es así, porque se los entrega el gobierno federal a cambio de pesos mexicanos que probablemente provienen de no pagar impuestos.
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ser como el clavo, que aun oxidado, sigue siendo clavo.
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