viernes, 24 de octubre de 2008

LA BOMBA DE TIEMPO DEL PAPEL COMERCIAL

MÉXICO, octubre 15, 2008.- Hay un problema con el programa anticrisis presentado por el gobierno de México para lidiar con la crisis financiera global: es la medicina correcta para la enfermedad equivocada, con el agravante de que se cuenta con el remedio perfecto para este tipo de situaciones: Nafin, el cual hasta ahora, no se ha utilizado.

La economía mexicana no está aún en recesión todavía (pero para allá vamos), lo que necesita en este momento de urgencia no son refinerías ni puertos, ni obras adicionales de infraestructura. Eso se va a necesitar después, dentro de unos meses, y por eso el Plan  es muy bueno.

Pero el Plan no resuelve en nada el problema más importante que sufre la economía mexicana desde hace 10 o 15 días, y que de no atenderse pronta y adecuadamente, podría potenciar el tamaño y la dificultad de la recesión económica que viene.

El problema es que desde hace 10 o 15 días, el crédito en México se secó de manera abrupta. Los pocos bancos que aún estaban activos, aquellos cuyo fondeo depende sobre todo de los depósitos de sus clientes minoristas, de plano comenzaron a cerrar sus préstamos a las empresas y al consumidor cuando el dólar se disparó por los aires.

Tras la depreciación salvaje del peso frente al dólar, llegó la suspensión de pagos de varias empresas de renombre y muy activas en el mercado de papel comercial, entre ellas la más conocida, Comercial Mexicana.

La depreciación del peso y las moratorias de Comercial Mexicana y otras empresas sonaron las alarmas de los bancos en México y han provocado que: el aumento del riesgo, así como la necesidad de provisionar reservas para afrontar las pérdidas.

El anterior cuadro de aumento en la prima de riesgo, junto con las severas pérdidas que contabilizan en este momento los otros grandes jugadores del mercado: Afores, Fondos de Inversión y Aseguradoras, producto de las acentuadas bajas de la bolsa y el alza que han tenido las tasas de interés en lo que va del año (las cuales deberán de bajar en el muy corto plazo), han hecho que la demanda por papel comercial, el instrumento más importante de la economía para proveer de liquidez a las empresas, esté al borde de secarse completamente.
 
La tabla muestra el perfil de vencimientos de los bonos corporativos en el mercado, los cuales son instrumentos de largo plazo, lo cual nos da una idea de las dificultades que podremos ver si el crédito no se reactiva en México en los próximos días. Es decir, si los bancos, Afores, aseguradoras, fondos de inversión e inversionistas en general no ven señales que les hagan recuperar la confianza de manera contundente, podríamos ver algunos empresas incapaces de reunir los fondos suficientes para pagar sus vencimientos de bonos.

Pero el riesgo del mercado de bonos es poca cosa si la liquidez no se reactiva en el MUY corto plazo (días), comparado con lo que podríamos ver en el mercado de papel comercial.

Los bonos que vencen de aquí a diciembre son no más de 10 mil millones de pesos, pero el gran problema, lo que podría convertirse en una bomba de tiempo si no se descongela el crédito en el sistema en México en el muy corto plazo, es el mercado de papel comercial.

El plazo promedio del papel comercial es de 164 días al cierre de septiembre, inferior al plazo de 181 días hace un año, y continúa acortándose. En otras palabras, en los próximos seis meses van a vencer 77 mil millones de pesos, en medio de condiciones de liquidez que podrían ser apremiantes.

Acotemos el problema: la Sociedad Hipotecaria Federal desde hace meses se ha encargado de ser el prestamista de última instancia de las Sofoles Hipotecarias, y en este momento, ese rol es más útil y adecuado que nunca. Vamos a suponer que la SHF tiene el suficiente estómago y las canicas para aguantar los vencimientos de 21, 351 mdp de su sector y por tanto, no presenta ningún problema.

Eso nos deja con un problema de 56 mil mdp para los próximos cinco meses. Obtener al detalle los vencimientos de los próximos dos meses es muy complicado, dado la cantidad de emisiones, pero no es un supuesto aventurado el calcular vencimientos cercanos a los 20 mil millones de pesos de aquí a diciembre, es decir, cuando la astringencia crediticia y de liquidez será más aguda.

En los Estados Unidos, en donde el mercado de papel comercial se secó por completo tras la quiebra de Lehman Brothers, cuando nadie confiaba en nadie, tuvo que ser la misma Fed la que, a través de un Fideicomiso (que será manejado por Pimco), comenzará a comprar el papel comercial, ante la ausencia de compradores.

Aquí no nos hemos dado ni cuenta del problema tan serio que la sequía crediticia y de liquidez, que de manera abrupta llegó al mercado hace diez-quince días, puede tener sobre el sistema. Lo más triste de todo esto es que en México se cuenta con las herramientas que Bernanke y Paulson no tuvieron: aquí contamos con Nafin.

Nafin está sentado sobre una montaña de liquidez, o en todo caso, tiene formas de levantar liquidez de manera muy rápida. Nafin debería (junto con Banobras para Estados y Municipios) de anunciar de manera muy clara y sin ambages, que pondrá a disposición de las empresas (las mejor calificadas) líneas de crédito suficientes para el caso en que no logren refinanciar los vencimientos de papel comercial.

Tales líneas deberían de ser muy grandes, líquidas, de fácil ejecución, y estar disponibles para casi cualquier emisor de papel comercial (hay que cuidarse sin embargo), con el fin de evitar la moratoria de alguna empresa que, aunque esté bien manejada, no pueda encontrar el refinanciamiento de su papel.

El tiempo apremia, deben de hacerlo ya, antes de que otra empresa sufra lo que la Comer sufrió, y crea un riesgo sistémico en los mercados mexicanos. (El Semanario Agencia, ESA)





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ser como el clavo, que aun oxidado, sigue siendo clavo.

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