¿Quién ha hecho a Carlos Slim el hombre más rico del mundo? La mayoría de sus críticos dicen que nosotros, los consumidores mexicanos que, aunque quisiéramos, no podemos evitar caer dentro de su campo gravitacional, e ineluctablemente acabamos comprando algo que va a hacer que unos pesos caigan en sus bolsillos
La leyenda negra dice que los monopolios de Slim extraen hasta el último centavo de los consumidores aplicando precios y tarifas que no corresponderían con una economía moderna basada en la competencia.
Tal afirmación no es falsa, pero no es exacta.
En realidad quien ha hecho a Carlos Slim tan obscenamente rico, son los maestros de Ontario y de California a través de sus fondos de pensiones, los trabajadores de Chrysler, los empleados de Merrill Lynch, las familias de clase media en los Estados Unidos que cotizan a través de sus fondos para el retiro (los 401 K), y los grandes especuladores y "Hedge Funds" quienes han comprado a precios cada vez más altos, las acciones de América Móvil, de Telmex, de Carso Global Telecom, de Carso, de Ideal, de Inbursa, y de Saks Fifth Avenue en los últimos años.
Son ellos, quienes conforman el núcleo de inversionistas principales que detentan acciones de las empresas controladas por Carlos Slim y su familia, quienes han llevado a la fortuna del empresario mexicano al pináculo del olimpo de los hombres más ricos del mundo, y han hecho al otrora imbatible Bill Gates (otro multimillonario gracias a un monopolio) palidecer y verse como un rico de pueblo.
La forma en que los medios especializados miden la riqueza de las personas más acaudaladas del mundo no es revisando sus cuentas de cheques ni valuando sus propiedades y tesoros. El método más usual es sumar el valor en el mercado de las acciones de las empresas que estas personas poseen.
Como se muestra en el cuadro, la riqueza de Carlos Slim proviene del valor que tienen las empresas que controla en la Bolsa Mexicana de Valores. No se consideran otros activos que Slim pudiera poseer, tales como obras de arte, a las cuales es adicto, o propiedades o cuentas de banco.
Lo que le ha hecho rico a Carlos Slim son la diversidad de inversionistas que han pujado al alza las acciones de sus principales empresas en los últimos años. Por supuesto, las ganas de hacerse socios de Slim (y eso es lo que significa comprar una acción), responden a la capacidad del empresario de hacer rendir el capital que maneja, y los inversionistas que compran las acciones de Telmex están pagando, entre otras cosas, la capacidad casi monopólica de generar efectivo, pero también, están pagando por el talento empresarial de Slim de operar con bajos costos, de jugar con un muy bajo apalancamiento, de hacer sus compras y adquisiciones en el extranjero a precios muy bajos.
Comprar una acción es tener un derecho a un flujo futuro de ingresos. Quien compra una acción de América Móvil está apostando a que en los próximos años, el toque de Slim seguirá generando dividendos y ganancias de capital como lo ha hecho hasta ahora, y es por tanto, una apuesta en el fondo a que éste sabrá mantener su posición cuasi-monopólica en México, y su estilo que lo ha hecho una de las compañías de telecomunicaciones más eficientes del mundo.
John Foster Dulles, quien fue Secretario de Estado de los Estados Unidos, acuñó la famosa frase "lo que es bueno para General Motors, es bueno para Estados Unidos", delatando la fuerte imbricación entre los grandes conglomerados de aquel país, y su gobierno, y cómo los intereses de ambos se encuentran alineados.
Para el caso de Slim, esta frase es un poco diferente. México no tiene una tradición, como los Estados Unidos o España, de apoyar a sus campeones nacionales. México no apoyó a Slim en sus fracasos recientes en Colombia y Venezuela, de la manera que España ha apoyado a BBVA y a Santander en su expansión en Latinoamérica.
Pero el peso de Slim dentro de la economía es tan enorme, que la frase de Dulles iría más o menos así: "Lo que es bueno para México, es bueno para Carlos Slim".
Tomemos por ejemplo, General Motors, el coloso empresarial que fue el pretexto para la frase de Dulles: en los últimos siete años los Estados Unidos han tenido una expansión económica notable, y un crecimiento de sus bolsas de valores espectacular. Todo ha sido bueno para Estados Unidos, y sin embargo, no ha sido bueno para General Motors, pues el otrora gigante automotriz ha sido ya superado por su Némesis japonesa Toyota, y su cuota de mercado no cesa de menguar.
No es el caso de Slim. Slim está tan entrelazado con la economía Mexicana que si le va bien a México, no le puede ir mal a Slim. Si son las comunicaciones el sector que funciona, allí están Telmex y América Móvil; si es la infraestructura el sector que despega allí están Ideal y Cicsa; si es el sector del consumidor lo que mantiene viva la economía, allí esta Sanborns; si es el turismo, Slim tiene los hoteles Calinda. No hay forma de que no gane.
Una de las teorías más populares en Finanzas dice que la forma más adecuada para aumentar el rendimiento y disminuir el riesgo, es construir un portafolio de acciones diversificado. Se aconseja, por ejemplo, comprar acciones de unas veinte empresas de diversos sectores para así maximizar las oportunidades de ganancia, y diversificar el riesgo.
Carlos Slim es en realidad un enorme portafolio, cuando no le va bien en una empresa, le va muy bien en otra de otro sector. Si pierde en infraestructura, gana en comunicaciones, si pierde en sus negocios de ferrocarril, gana en ventas al menudeo
Pero como sería muy complicado que el señor Carlos Slim emitiera acciones de sí mismo, lo más cercano a imitar la estrategia que lo ha hecho multimillonario es armar un portafolio que incluyera acciones de las empresas que han sido pilares de su riqueza. Sorprende que nadie haya ofrecido en los sofisticados mercados un fondo con esas características: un fondo que replique en las mismas proporciones, pero obviamente en una escala más reducida, la riqueza de Carlos Slim.
No sería una mala idea, tener a Carlos Slim como nuestro empleado. En ese Fondo Slim podrían invertir por ejemplo, las Afores nuestros fondos para el retiro; podríamos invertir los ahorros para la educación de nuestros hijos, etc. Total, lo peor que nos puede pasar es que nos vaya igual que a Carlos Slim.
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