viernes, 24 de octubre de 2008

CRISIS CREDITICIA, RECESION GLOBAL

CRISIS CREDITICIA
RECESIÓN GLOBAL

"¡Qué Dios nos agarre confesados!" Algo así vino a decir Paulson en caso de que su programa de rescate "in extremis" fallara. Pues bien, para nuestra desgracia, la aprobación del "megaplan" de 700,000 mdd, más que un revulsivo fue como dar los últimos sacramentos a un sistema financiero y a una economía depauperada, postrada, y con volátiles convulsiones

La aprobación del esperado rescate fue apenas el 3 de octubre, y apenas 36 horas después los mercados se volvían a desmoronar. Las tasas interbancarias seguían disparadas y el mercado del papel comercial se comprimía a pasos agigantados, por lo que agudizaron el ingenio e inventaron una cosa más, una nueva Fed.

La Fed fue diseñada para ser el Banco Central, pero no para ser un banco. La Fed es la prestamista de última instancia, pero fue concebida sólo para financiar a bancos, no para financiar a empresas. La Fed, los bancos centrales, no son bancos como los que conocemos, que financien a automotrices, a minoristas, a General Electric, etcétera.

Pero es justamente ese extremo al que la Fed ha tenido que llegar para tratar de evitar lo que cada vez parece más evidente: una contracción crediticia de proporciones históricas, resultante de la destrucción del capital de los grandes bancos de EU y Europa.

El 7 de octubre, un día después de que el Dow Jones, tras caer casi 8% tuvo una recuperación increíble, de casi 5%, para cerrar con "pérdidas moderadas", de 3.5%; al día siguiente de que se anunciara que las reservas que los bancos depositan en la Fed pagarían intereses y de duplicar sus subastas de efectivo a la banca; y el mismo día en que Ben Bernanke dejara muy claro en una conferencia que reduciría en el corto plazo las tasas de interés; la Fed anunció que, dado que los bancos comerciales y los intermediarios financieros se negaban a comprar papel comercial en el mercado, la Fed entraría a comprar ese tipo de papeles.

El papel comercial es la forma en que las empresas no bancarias financian sus actividades de corto plazo, su capital de trabajo, su revolvencia. El papel comercial es la sangre de todo sistema económico, es la forma en que los pesos y centavos entran a la caja de millones de empresas grandes, medianas y pequeñas, y de su salud depende por supuesto el de la economía en general.

¿A qué nivel llegaría la sequía de la liquidez? ¿A qué grado estaban ausentes los bancos del mercado de papel comercial, que el único banco que está comprando en este momento este papel de muy corto plazo es la Reserva Federal? ¿Qué vio la Fed para que tomara la extrema e histórica decisión de no sólo comprar bonos gubernamentales o bonos bancarios para rescatar a los bancos y así rescatar a la economía, sino entrar directamente, a comprar los bonos de las empresas sobre las cuales se sostiene la economía misma?

¿Qué atisban cuando la Fed se alía con los principales bancos del mundo y acuerdan recortar al unísono las tasas de interés en 50 pbs? ¿Qué deben sentir cuando constatan que nada funciona? Y su hubieran sido 100 pbs como quizás clamaba una situación de tanta emergencia ¿habría funcionado?.

Lo que ve la Fed y el resto del mundo es un escenario catastrófico en caso de que no se logre reactivar los canales de crédito, un escenario en el que la economía puede sucumbir a una grave recesión que amenace el valor de los principales activos de la economía, tal y como sucedió en Japón hace casi 20 años. Una crisis que conduzca a una deflación y la política monetaria, ya casi completamente exhausta, se meta en una "trampa de liquidez" que la haga ineficaz para detonar una recuperación en la actividad. Por eso la Fed se reinventa y va más allá de lo que es un banco central normal.

La trascendencia del momento así lo exige: más no se puede hacer y más no se puede pedir, pero ni aun así retorna la calma y la confianza a los mercados.

Los inversionistas dan la impresión de haberse resignado a lo peor, de haber capitulado: ya no creen en recetas mágicas ni en milagros. El veredicto del mercado en estos últimos días es contundente. Ni la Fed, ni el Tesoro, ni menos un acuerdo casi imposible de conformar en la Unión Europea lograrán salvar al mundo de una crisis de gigantesca magnitud y salvajemente contagiosa. La confianza se ha aniquilado, el crédito, por inexistente, se ha convertido en un concepto metafísico y las empresas, sin poder renovar su deuda de corto plazo, se derrumban como en un castillo de naipes.

¿RECESIÓN O DEPRESIÓN?

Sin crédito, sólo queda esperar lo peor, una recesión que no será lo breve y dulce que fueron las dos precedentes, la que se vivió en 1990-1991 o en el 2001. Una recesión que se puede parecer mucho a la de la Gran Depresión de 1929, como ya han advertido algunos.

Según una encuesta de CNN/Opinion Research Corp., el 60% de los estadounidenses cree muy probable o bastante probable que veamos una depresión como la de los años treinta, con tasas de desempleo muy elevadas, un sistema bancario en quiebra y millones de estadounidenses sin casa y hambrientos. 29% estimó que ese escenario es poco probable y un 13% que es nada probable.

Sea depresión o recesión, lo que sí parece claro es que será muy profunda porque proviene de excesos mucho más  transcendentales y peligrosos que en anteriores crisis.

La economía de EU parte, para empezar, de una burbuja en el sector inmobiliario, que es cualitativamente distinta de la burbuja tecnológica de finales del siglo pasado. Si bien, las familias tienen proclividad a acumular riqueza a través de acciones o casas, el mercado de la vivienda es mucho menos líquido y representa una mayor proporción sobre la riqueza de las familias que las acciones.

En consecuencia, el desplome en el precio de las casas provocará una merma en la riqueza de las familias y un deterioro de su posición financiera más acentuada que la caída de Yahoo!, Cisco, JDS Uniphase o Sun Microsystems tuvieron en el año 2000.

Junto a la burbuja inmobiliaria creció una burbuja de crédito que fue mucho más allá de las hipotecas basura, origen de esta crisis. La ebullición del crédito fue resultado de la innovación financiera, los procesos de titulización y la irresponsabilidad de las instituciones para evaluar correctamente el riesgo. El estallido de esta otra burbuja y la consiguiente "sobrerreacción" en las valuaciones de riesgo ya ha conducido a un estrangulamiento del crédito.

Y finalmente, las familias estadounidenses, cuyo consumo representa 2/3 del PIB, han vivido por encima de sus posibilidades durante mucho tiempo, financiando su gasto con mucha deuda, hipotecaria y de otro tipo. Pero ahora que los precios de las casas están cayendo, el crédito ha desaparecido y están perdiendo sus empleos, se verán forzados a ahorrar y pagar sus deudas, lo que derivará en una contracción aguda y prolongada  del consumo privado. La recesión está servida.

Hasta ahora, y gracias a los estímulos monetarios y fiscales de la administración Bush, la crisis se ha notado más en el ámbito financiero que en el real. Lo que empezó en el segmento de las hipotecas basura se ha propagado a lo largo y ancho de todo el sistema crediticio, y se ha cobrado a muchas víctimas en el camino, entre ellos la mayor compañía hipotecaria privada del país (Countrywide), tres grandes bancos de inversión (Bear Stearns, Lehman Brothers y Merrill Lynch), la mayor compañía de seguros del mundo (American Internacional Group), o las dos agencias hipotecarias semipúblicas de EU (Fannie Mae y Freddie Mac).

Lo malo es que, si después de todos los esfuerzos intervencionistas, ahora entra la economía en profunda recesión, el círculo vicioso se retroalimentará y las pérdidas financieras se ampliarán con una diferencia: ya no habrá mucha más munición para seguir rescatando a las entidades financieras, ni para reactivar el crédito, que escaseará aún más.

Las señales de que la economía va para abajo cada vez son más abundantes: el ritmo de destrucción de empleo se aceleró en septiembre a ritmos no vistos en cinco años y lo que es peor, los despidos se generalizan a todos los sectores de la economía. Aun así, la caída en la nómina es aún bastante modesta, de 159,000.. todavía quedan por venir los meses en los que se finiquiten al doble de trabajadores, cuando se echen a la calle a 300,000 empleados o más.

La manufactura de EU, tan escudriñado por las autoridades y empresarios mexicanos, también se hunde. La producción industrial se contrajo en agosto a una tasa anual de 1.5%.

El sector automotriz, en concreto, es ruinoso. Sólo basta ver sus acciones: General Motors está en mínimos de 54 años y Ford de 25 años. La producción de autos se sitúa a un ritmo anual de  8.190 millones, el más bajo desde abril de 1991. Las ventas se han contraído en los últimos 11 meses, su peor racha en 17 años, y han despedido a 140,000 trabajadores en el último año (además de los que planean para el futuro).

Además, el ISM manufacturero de septiembre se derrumbó a 43.5, su lectura más baja desde octubre e 2001, cuando estaba terminando la recesión anterior.

El gasto en inversión también anda deprimido y el gasto de consumo, en términos reales, está completamente estancado después de impulso que recibió en el segundo trimestre por el plan fiscal de Bush.

En este escenario tan vulnerable, la escasez de dinero será letal, lo que hace pensar que lo peor está por venir, y dará inicio probablemente con las cifras del PIB para el tercer trimestre.

Sólo basta ver las cifras del crédito al consumidor de agosto: se redujo en 7,900 MD, la primera caída en el crédito desde 1998. El crédito no revolvente, que incluye préstamos automotrices y a estudiantes, se deprimió un 5.4%.

Conforme se seca el crédito y el consumo se hunde, las quiebras llegarán a las entidades no financieras. Y una vez que esto suceda es de prever que los diferenciales de crédito se sigan ampliando y que las pérdidas se acumulen en los Swaps de Incumplimiento Crediticio (CDS por sus siglas en inglés), los seguros que cubren a las compañías de las suspensiones de pagos. 

Este escenario recesivo, con pérdidas más abultadas en el sector financiero y con la caída abrupta de los beneficios entre las compañías no financieras, tendrá que ser descontado por los mercados bursátiles, que prolongarán su trayectoria bajista y provocará más llamadas de margen. Cuidado porque los 8,000 pts del Dow Jones y los 800 de S&P's 500 pueden ser cuestión de tiempo.

EL SALDO DE LA CRISIS

Ahora bien, conforme se empieza a desplegar el rescate financiero de EU y las acciones se siguen abaratando, los inversionistas extranjeros, especialmente los fondos soberanos de Asia y del Medio Oriente, atascados de efectivo, sentirán el cosquilleo de comprar a precio de ganga y con poco riesgo.

Los imperios medievales buscaban en el Oriente aquello que era escaso en Occidente y que tanto apreciaban: oro, mirra, incienso, especias, telas, el lujo. Hoy volvemos a esos días, pero lo que Occidente busca de manera desesperada en Oriente es algo más precioso aún que la seda y la pimienta: es la liquidez.

Durante todas estás dos décadas que el Occidente vivió de prestado, acumulando déficits en sus cuentas corrientes y deudas, quien se convertía en acreedor, acumulando en sus arcas toneladas de millones de dólares, era el Oriente: los países árabes productores de petróleo, y China, Japón y la India.

Más de lo que el marfil y la seda fueron en sus días, la liquidez, el dinero constante y sonante, son lo que las caravanas de bancos y gobiernos occidentales están yendo a buscar al Oriente.

El dinero no se crea (y si se crea, causa inflación), el dinero se gana, y el Oriente lo que ha hecho de manera consciente, gradual, con el sudor de su frente, es ganar dinero y acumular liquidez.

La solución de corto plazo viene de Oriente, son esos países con excedentes  de recursos en sus cuentas corrientes y de capitales quienes acabarán financiando el gran hoyo de liquidez que padecen EU y Europa.

Si todavía no lo han hecho con más enjundia es por la lección que aprendieron cuado inyectaron, al inicio de la crisis, un buen puñado de dólares en Merrill Lynch, Citigroup o UBS, perdiendo una buena parte de sus inversiones. Se pillaron lo dedos, y ahora pacientemente esperan para no volver a equivocarse.

Pero lo harán y el costo no será nimio. Asistimos sin duda al fin de la era en que Wall Street, como símbolo del capitalismo estadounidense, se erguía señorial sobre el mundo. El relevo de poder ha comenzado una hegemonía absoluta, ha comenzado a extinguirse y en el Oriente, un nuevo poder comenzará a erigirse.

Por José Miguel Moreno y Édgar Amador


LAS CRISIS EN MÉXICO

1976
40% se devalúa el peso. Luego de un largo periodo de desarrollo estable el déficit de cuenta corriente de la economía mexicana rebasó el 4% del PIB. La inflación acumulada entre 1970 y 1975 llegó a 66.30 puntos, por la monetización de un 10% del PIB del déficit público en 1975. La deuda externa se incrementó un 100% entre 1974-1976. Se cayó en un déficit en la Balanza de pagos, por la fuga de capitales.

1982
16,100 mdd alcanza  un déficit  en la cuenta corriente sin precedentes  La perspectiva de mayores ingresos asociados a las exportaciones petroleras llevó a una gran expansión del gasto público, lo que originó un enorme déficit fiscal, que se financió con deuda externa. En 1981, los precios del petróleo bajaron y las tasas de interés subieron, la cuenta corriente alcanzó un déficit sin precedente de 16,100 mdd.

1987
177% es el nivel al que llega la inflación anual.  Durante 1986 y parte de 1987, las autoridades mexicanas "sobrevaluaron" el peso. Sin embargo, el intento de mantener constante el tipo de cambio real condujo a una inflación mayor. El carácter todavía precario de la situación económica se puso de manifiesto por la corrida contra el peso que siguió al derrumbe de la bolsa de valores en octubre de 1987.


1994
56% se devalúa el peso. Las causas de la crisis se ubican en la naturaleza del modelo y las políticas estabilizadoras seguidas, ya que la estabilización de la economía se logró sin un crecimiento y con un abultado  déficit de la balanza comercial, lo que implicó la expansión de la brecha externa. Ambos hechos señalaban que esa política era débil y planteaba serias dudas acerca de su continuidad.


Tres años de alerta...

Cuando en EU apenas se hablaba de la entonces llamada "burbuja inmobiliaria", y muy  pocos querían oír sobre el problema, El Semanario reportó en julio de 2005 que se trataba de una verdadera amenaza para la economía de ese país, cuya crisis involucraría consecuencias impredecibles para el mundo.

PRIMERA LLAMADA

Fue una alerta de Alan Greenspan la que confirmó los focos amarillos en la economía más poderosa del mundo. Antes, Bill Gross, jefe de Inversión de la firma Pacific Investment (Pimco), la mayor gestora de fondos en el mundo, aconsejó de una vez por todas "pinchar" esa burbuja creada en torno a vivienda y dinero fácil. Pero fue la propia Reserva Federal (Fed) la que generó el problema al bajar a niveles históricos las tasas de interés para impulsar el consumo y acelerar la recuperación tras la crisis de los punto com, así se dio a conocer hace más de tres años.

El reportaje de portada "Estados Unidos, la amenaza inmobiliaria"... documentó ampliamente las causas de la exhuberancia irracional en el consumo de la economía estadounidense, lo que motivó una costosa ola especulativa en el mercado hipotecario.

Ni la crisis del dólar que, hasta enero de 2005, acumulaba para la divisa estadounidense una devaluación de casi 35% frente al euro (ES, Número14, 17/01/05), se precipitó de la forma en que lo hizo la crisis hipotecaria.

Hasta los más conservadores, decíamos en aquella edición, como Greenspan admitían que el aumento de precios en el mercado inmobiliario era insostenible. Paul Volcker, ex presidente de la Fed, comparaba en ese momento la situación de la economía estadounidense con la de un patinador que se deslizaba sobre una capa de hielo cada vez más delgada. Al final, esa débil estructura se cuarteó y dejó caer al agua helada a la poderosa banca de inversión de Wall Strett y, con ella, a la economía mundial.

"La gestación de la fiebre inmobiliaria a partir de 2000 jugó un papel clave para superar la última recesión e impulsar la recuperación de la economía, pero el asunto fue más allá. El consumidor estadounidense lo apostó todo en vivienda…

"Permitir que siga inflándose la burbuja inmobiliaría podría resultar muy peligroso. El papel de los activos en los ciclos de expansión y contracción de la economía es muy importante, prueba de ello ha sido la burbuja tecnológica recién vivida. Cuando los precios de los activos en los que ahorran las familias –llámese acciones o viviendas– suben, tienden a fortalecer el consumo presente. Pero cuando caen, sobre todo violentamente, pueden mermar de tal manera la riqueza de la población que provocan una oleada de créditos impagados y, el bien en garantía, – que era un activo de alto valor –resulta insuficiente para recuperar lo prestado.

"Evidentemente que esto les genera serios problemas a los bancos y, a nivel macro, se traduce en estancamiento económico. Una historia ya conocida por los mexicanos", decía José Miguel Moreno en esa edición hace más de 36 meses.

México también se beneficiaba del boom hipotecario sin saber que también pagaría la factura: la multinacional Cemex aprovechaba el aumento en la demanda de casas y en el precio del concreto; las remesas aumentaban y los mexicanos de estados expulsores de migrantes como Michoacán o Zacatecas cuatriplicaban sus ingresos en el boyante building sector de EU.

SEGUNDA LLAMADA

En los primeros días de agosto de 2007, reportamos: "Crisis crediticia ¿Adiós al dinero barato?" (ES, Número 143, 2/08/07). Fue durante la segunda quincena de julio del año pasado cuando el Riesgo País de México había aumentado 45%; el peso se había depreciado frente al dólar y el, hasta entonces imparable, mercado de capital acumulaba una pérdida de 4.6%. Eran tan sólo los indicios de la nueva reconsideración global del riesgo en los mercados financieros a raíz de la crisis hipotecaria en EU.

Cuando nos preguntábamos en este reportaje: "¿En qué se parecía México a la casa de una familia de bajos recursos en medio del estado de Kansas?", el ejercicio para muchos resultó ocioso. Las similitudes estaban a la vuelta de la esquina. Quienes financiaban a ambos eran casi los mismos: los sofisticados, boyantes y gigantescos bancos de inversión, decían nuestros analistas y reporteros.

TERCERA LLAMADA

La recesión mundial ya está aquí y llegó con la fuerza que le da la misma globalización. La causa principal es la crisis hipotecaria; el excesivo endeudamiento de los consumidores estadounidenses y la escasa disciplina del sector financiero para medir y administrar riesgos. "Amenazas de Tormenta";  "El Fin de una era"; "Atados ¿Sin salida" y "México ¡Sacudido!", fueron los encabezados de las portadas que contribuyeron a fortalecer la cobertura de El Semanario.

Al filo de la navaja

Ante una crisis mundial sin precedentes, el Banco de México utilizó medidas radicales que, incluso, se había negado a emplear hasta hace poco; intervenir en el mercado de cambios para inyectar liquidez con parte de las Reservas Internacionales que suman 97,121 mdd.

El peligro de que la devaluación del peso – 18.8% tan sólo en octubre – no responda sólo a la especulación sino a un problema real de exposición al riesgo cambiario por deudas en dólares estaba cambiando la historia del Súper Peso.

Con la participación del Banco de México en el mercado cambiario, después de diez años de no intervenir, se envió un mensaje claro: la incertidumbre, pero sobre todo el pánico, puede contaminar más allá de lo previsto a la economía mexicana a pesar de que sus fundamentos estructurales no enfrenten grandes riesgos.

Para algunos analistas, en cambio, las Reservas Internacionales no podrían haberse empleado mejor, para detener la crisis de confianza y el embate especulativo. De hecho, éste ha sido el papel de los bancos centrales en medio de la debacle bancaria, crediticia y económica que envuelve al mundo.

Con el recuerdo de la crisis de 1994 a flor de piel, los mercados financieros mexicanos padecen y sucumben ante la menor provocación de la volatilidad provocada por la escasa eficacia de las medidas que aplica la Reserva Federal (Fed) para detener la debacle crediticia, tras la crisis de intervención gubernamental que impulsó durante casi siete años el dinero barato.

Más de una semana después de que se agudizó la percepción de la crisis bancaria ante el nulo impacto del paquete de rescate de instituciones financieras de EU por más de 700,000 mdd, el Banco de México anunció que ante las condiciones de incertidumbre y falta de liquidez en el mercado cambiario la Comisión de Cambios decidió iniciar las intervenciones.

La primera incursión del banco central se efectuó el 8 de octubre a las 12:30 del día con una subasta de 2,500 mdd. Así, a partir del 9 de octubre y hasta nuevo aviso el Banco de México ofrecerá 400 mdd mediante una subasta  a un tipo de cambio mínimo de 2% superior al tipo de cambio del día hábil inmediato anterior.

Antes de tomar esta decisión, los miembros de la Junta de Gobierno del Banco de México sostuvieron varias reuniones a puerta cerrada con el titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Agustín Carstens, también presidente de la Comisión de Cambios,  para definir las medidas que se tomarían para detener la especulación contra el peso, lo que estaba poniendo en peligro el balance de empresas con deudas en dólares.

La reunión de la Comisión de Cambios no podía esperar. Las primeras evidencias de un peligroso contagio empresarial ya se asomaban.

El 8 de octubre, al cierre de esta edición, el tipo de cambio del peso frente al dólar llegó a tocar niveles de 14 pesos debido, entre otros factores, a la noticia confirmada de que algunas empresas mexicanas como Comercial Mexicana (Comerci) estaban expuestas a un riesgo cambiario real debido a sus operaciones en el mercado de opciones.

El Semanario Agencia de Noticias (ESA) dio a conocer que la mañana del 6 de octubre trajo consigo la amarga remembranza – justificada o no –  de la devaluación de diciembre de 1994 cuando el tipo de cambio pasó de 3.47 pesos por dólar a 7.25 pesos.

Cuando el Súper Peso parecía resistir el embate internacional y los analistas descartaban corridas financieras como la de los Tesobonos, la confianza en la divisa mexicana y su fortaleza sufrió el primer embate al perder el 7% de su valor en un solo día (6 de octubre) para llegar a cotizarse en 12 pesos, un nivel que los participantes en los mercados también asocian irremediablemente con la palabra crisis.

Hasta ahora es un caso aislado, decían los analistas, no se trata de una situación generalizada de exposición al riesgo cambiario en el sector empresarial. De hecho, Alfredo Coutiño, analista en jefe para América Latina de Moody´s Economy estima el fenómeno como una sobre reacción, por lo que calificó como positiva la intervención del Banco de México en el mercado de cambios, una potestad que contempla su reglamento interno.

"Los fundamentos de la economía no justifican el pánico cambiario, hay una sobre reacción que ha sido contaminada por el pánico global; una corrección de este tipo pocas veces se presenta y México, esta vez, no se encuentra en una situación de desequilibrio y tenderá a corregirse pronto", dice el experto en economías emergentes en la región.

Pero los mercados financieros nacionales se desarrollan en terreno minado y, ni siquiera, la respuesta conjunta de la Fed y de los bancos centrales de Europa al bajar las tasas de interés calmó la angustia de los inversionistas, ante lo que ya se declara como el inicio de la recesión de EU y Europa, logró detener el vendaval mientras en México los problemas comenzaban a asomarse.

Comerci, la tercera cadena en el mercado de las ventas al menudeo, perdió el 7 de octubre más del 30.5% de su valor y para el 8 de octubre el tipo de cambio tocó los 14 pesos al inicio de la sesión del mercado de cambios.

La empresa reconoció en un breve comunicado a sus inversionistas de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) que mantenía adeudos denominados en moneda extranjera, los cuales, a raíz de la volatilidad cambiaria, se habían incrementado en forma significativa.

Los pasivos de Comerci suman al menos 200 mdd con vencimientos en el 2015. Pero eso no fue el problema sino las pérdidas que le están provocando los instrumentos financieros que contrató para cubrir su exposición al riesgo del tipo de cambio.

Fuentes del mercado cambiario dijeron que las pérdidas por las malas decisiones de la administración, que apostaron a que el tipo de cambio se mantendría relativamente estable, sumarían hasta 200 mdd. Pese a que en sólo 3 días las acciones de la cadena comercial perdieron más de 50% de su valor, la empresa únicamente informó que está en proceso de negociación con sus acreedores en dólares.

Las pérdidas originadas por la cobertura cambiaria no son nuevas para Comercial Mexicana, la diferencia es que ahora son mucho más profundas. En el segundo trimestre del año, reportó un incremento de 175.4% en sus gastos financieros, que incluyen el valor de mercado de los instrumentos derivados, respecto al mismo lapso del año anterior, al pasar de 150 a 413 mdp.

Pero el movimiento cambiario podría estar cobrando muchas más víctimas considerando la alta exposición que algunas empresas tienen en dólares, pero que sus ingresos son en pesos. Esta situación se asemeja a lo sucedido en la crisis de 1995, cuando las autoridades solicitaron a todas las emisoras revelar los detalles de sus deudas denominadas en dólares.

De hecho, la telefónica Axtel, al cierre de esta edición, también se sumaba a la corta pero trepidante lista de compañías mexicanas con probables problemas con el manejo de su deuda en dólares. A media sesión del 8 de octubre, las acciones de la emisora caían 17% debido a que los analistas la observan como una compañía altamente endeuda en moneda extranjera.

Por ello, ante las consecuencias que un contagio indirecto en la economía y el sector empresarial mexicano, Coutiño estima que el gobierno mexicano y su gabinete económico tendrían que estar ocupados en este momento en apuntalar el programa económico del próximo año, en el cual no sólo se incluyan medidas de blindaje financiero sino también de inversión a través del gasto en infraestructura. Facilitar a través de la banca de desarrollo créditos a empresas con alta viabilidad que enfrentan problemas de liquidez, es también otro de los caminos que debe adoptar el gobierno federal.

Pero ahora, todo depende de qué tan rápido se detenga el precipicio en el que se han convertido los mercados financieros. Además, la amenaza no sólo se encuentra ahora en EU sino también en Europa, ambas declaradas prácticamente en recesión.

México, dicen los optimistas, no tendría que llegar a un nivel recesivo de su economía. La economía nacional, dice Coutiño, está muy lejos del crecimiento cero, tal vez interesado, que dieron a conocer los analistas de JP Morgan.

Por el contrario, la economía mexicana cerraría con una dinámica de entre 2.6 y 2.7% mientras que para 2009 el crecimiento sería de entre 2 y 2.4%.

Por Claudia Villegas



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ser como el clavo, que aun oxidado, sigue siendo clavo.

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