jueves, 3 de abril de 2008

CRONICA DE LO ABSURDO DE JOAQUIN LUNA


Manual para ser entrevistador en Televisa:

  1. Antes de la llevar a cabo una entrevista, revise usted su cuenta bancaria: si tiene un abono de algunas decenas de miles de pesos comuníquese con el futuro entrevistado y pídale por favor el guión del infomercial.

  2. Si no tiene ningún abono en cuenta, comuníquese con su jefe y pregunte si hay línea y en que sentido va: a lo mejor le dan un guioncito a modo, a lo mejor le dan un bat, utilícelos según el instructivo anexo.

  3. Revise cuál es la trayectoria de su entrevistado: si se las va a ver con el Secretario de gobernación, recuerde que desde esa dependencia monitorean los medios y ensaye ante el espejo un gesto que vaya a medias entre una duda legítima y una expresión de "si, te creo". Concéntrese para no distraerse con las orejas del entrevistado, no vaya a ser que se le olvide alguna pregunta, o al Secretario alguna respuesta, contingencia esta última en la que tendrá que salir al quite y poner las cosas en su lugar. Tenga presente además que España es la madre patria y que le debemos los embutidos, la fiesta brava y la electricidad que llega a casa (literalmente).

  4. En cambio, si la persona que va a entrevistar es originaria de un pueblucho de Tabasco, recuerde que en ese Estado lo único que hay es agua, que todavía no está en la mira de los patrones (pero ni eso mencione, no se vayan a acordar de las inundaciones). Bueno, también hay petróleo pero mejor no toque el tema por el momento. Para este caso en particular ensaye usted un gesto de justa indignación contenida, o en su defecto, de ironía sutil o sarcasmo rampante.

  5. Si se las va a ver con algún populista que se autodenomina "presidente legítimo" recuerde que es un peligro para México, capaz y expropia la compañía en que trabaja y lo pone de patitas en la calle. Bueno, usted y yo sabemos que eso no es verdad, pero como dijera el mismísimo Homero Simpson: lo vi en la tele, y lo que pasa en la tele es la puritita verdad.

  6. Parta usted del principio de que todos nos contradecimos en algún momento de la vida. Si se trata de un infomercial haga las preguntas de modo tal que las contradicciones del declarante se vean como una muestra de su capacidad de análisis y adaptación sin par, tan conciente él de las necesidades de los mexicanos volubles, no en balde es originario de España, país con el que nos unen 500 años de gloriosa historia y costumbres compartidas. Si en cambio se trata de usar el bat, búsquele sin tregua y sin medida en los archivos: recuerde que la posibilidad de tergiversar alguna declaración previa de los populistas, es directamente proporcional a lo descontextualizado de la misma.

  7. Si su entrevistado es de derecha, tenga presente que la derecha en el poder no perdona ni olvida, y que lo menos que espera de usted como conductor de televisa es que actúe conforme a la máxima "con el régimen hasta la ignominia".

  8. En cambio, si su entrevistado es de izquierda, recuerde que una de las máximas de la izquierda organizada es "somos pocos pero sectarios". Asegúrese de aderezar la entrevista con alguna declaración de un representante de la izquierda moderna y civilizada, de la leal oposición. Si es hijo de un general que hubiera tenido afanes expropiatorios mejor: recuerde usted que lo que allanó el camino a la privatización del ejido fueron las declaraciones de un hijo del general Zapata: esfuércese, de seguro hay algún hijo o nieto del tata Lázaro dispuesto a ponerse en sintonía, llamando al debate civilizado en el marco institucional, única alternativa a la movilización y organización popular, que está por demás decirlo, es violenta y será la causante de la crisis económica que se avecina… ni se le ocurra mencionar como explicación alterna la crisis del vecino del norte. Tenga usted presente por sobre todas las cosas que la máxima homeriana aplica a la inversa: si no salió en la tele no existe. Al fin y al cabo ¿Quién escucha a los medios críticos e independientes?


Joaquín


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Fernando V. Ochoa
cel 6621 50-83-33
ser como el clavo, que aun oxidado, sigue siendo clavo.

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