Sinopsis Sebastián y Helena son dos hermanos adolescentes que viven con su madre moribunda en una ciudad colonial de provincia. Encerrados en una casona que se está cayendo a pedazos, lo único que los sostiene es su relación simbiótica y codependiente. La muerte de su madre y la llegada de Juan, un chico de clase baja que viene del mar, desencadenan un doloroso enfrentamiento entre los hermanos que los obliga a definir su postura ante el amor, el sexo, la amistad, el poder, la traición; es decir, su actitud ante la vida. Lo que debe saber: Existía un temor ante producir esta cinta mexicana, pues se creía que RTC —Radio, Televisión y Cinematografía—, dependiente de la Secretaría de Gobernación, podría censurarla o darle una clasificación restrictiva por tocar temas, aunque de manera sutil y estética, como el incesto y la homosexualidad; sin embargo, las dudas se han despejado al salir etiquetada con la clasificación B15 —apta para mayores de 15 años. El guión de la boliviana María Renée Prudencio —más conocida en México por su carrera como actriz de telenovelas como Mirada de Mujer— y Francisco Franco —quien también funge como director por vez primera—, tuvo un presupuesto de un millón de dólares y su principal locación se desarrolló en el estado de Zacatecas. Además, el filme se logró rodar en formato HD, cada vez más socorrido por los cineastas. Es de interés: En la edición que conmemoró los 50 años del Ariel, evento que reconoce lo mejor del cine nacional, esta cinta tuvo una destacada participación, puesto que obtuvo dos estatuillas, que recayeron en Irene Azuela —Mejor Actriz— y Joselo Rangel —Mejor Música Original—, integrante de Café Tacvba, quien escribió los temas para el filme, dos de ellos interpretados por las cantantes Eugenia León y Julieta Venegas. Ficha Técnica: Quemar las naves (B15). México, 2007. Dir. Francisco Franco, con Irene Azuela, Ángel Onésimo Nevares y Claudette Maillé. Drama. 105 min. tomado de sentido comun. | |
Fecha de publicación: 03/04/2008 |
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Fernando V. Ochoa
cel 6621 50-83-33
ser como el clavo, que aun oxidado, sigue siendo clavo.
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