jueves, 24 de abril de 2008

EL JEFE ES EL JEFE

EDITORIAL DEL UNIVERSAL
 
Saber con certeza quién obtuvo más votos para ser presidente del PRD será en el corto plazo y para efectos prácticos poco revelador. Andrés Manuel López Obrador ha demostrado que quien manda es él.

La grabación que difunde hoy EL UNIVERSAL de la discusión entre Carlos Navarrete, coordinador perredista en el Senado, y López Obrador confirma que las decisiones del Frente Amplio Progresista en el Congreso son en realidad del tabasqueño. Paradójico, ya que, bajo su visión, la vía parlamentaria está descartada. "El movimiento en la calle" es lo que funciona, dice.

Poder fáctico se suele llamar a los medios de comunicación, al empresariado, a los sindicatos, a las organizaciones civiles porque influyen en la vida pública sin ser formales. La diferencia: no tienen responsabilidades legales claras frente a la población, límites, facultades, ni pueden ser destituidos por instrumentos de control públicos. Simplemente no fueron elegidos por la ciudadanía y por tanto carecen de obligaciones ante ella.

La existencia de estos entes no es cuestionable en sí. Están en todas las democracias del mundo y tienen su función de contrapeso. Sin embargo, cuando se imponen por encima de los poderes formales hay que preocuparse. Recordemos: no le rinden cuentas a nadie.

Los legisladores Graco Ramírez y Ricardo Monreal, en diálogo con los demás diputados y senadores para gestionar la liberación de las tribunas, creyeron que representaban a su grupo. Se equivocaron. Ambos han hablado de acuerdos con el resto de los legisladores. ¿Su palabra ante la sociedad es canjeable por la lealtad a un hombre?

El empecinamiento en la estrategia por consideraciones exclusivas de "el líder" sin importar la negociación con las otras fuerzas políticas parece probar que los representantes populares del PRD, votados por la ciudadanía y reconocidos por la Constitución, están sometidos por la voluntad de este nuevo poder fáctico sin cargo ni obligación ante nadie.

Dice el senador Monreal que se trata de evitar la dictadura de la mayoría como si la imposición de la minoría electa fuera más válida. Una minoría legislativa que, además, depende de los designios de una sola persona.

¿A cuántos mexicanos representa la "movilización social" de 30 mil brigadistas seguidores del ex candidato presidencial? ¿El Zócalo a reventar es la voz de la mayoría? A juzgar por la actitud de los legisladores perredistas así es, aunque los escaños que ocupan ellos mismos en el Congreso desmientan tal presunción.

"Yo mañana les digo si no hay acuerdo…", dijo López Obrador al senador Navarrete. "Yo". No "nosotros", ni "el pueblo", sino "yo".


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Fernando V. Ochoa
cel 6621 50-83-33
ser como el clavo, que aun oxidado, sigue siendo clavo.
http://pregonero.spaces.live.com/

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